viernes, 25 de marzo de 2011

MARCELO LEGRAND /por el preciso conocimiento de la realidad de los objetos



Bóveda
Marcelo Legrand, hombre joven, pintor maduro. Artista que se forma en el núcleo de una familia de hombres talentosos. Los Legrand, cepa virtuosa de perpetuado compromiso por el conocimiento. De bisabuelo astrónomo, de abuelo botánico y padre compositor, éste artista se prepara desde niño, rodeado de apuntes, bocetos, dibujos técnicos, música. Joyitas de la pintura nacional que cuelgan en las paredes graban desde temprano la consciencia del trazo experimentado, de la línea lucida, una muñeca de barradas, una callecita de Roma de Sáez... Sumatoria de experiencias visuales y auditivas que terminan por dar forma a una personalidad que más tarde dará cuenta de su potencia expresiva y su fineza estética.
“Hay cosas que en ese tiempo las miraba y me atraían. Barradas me agarraba, y no sabía por qué. Fue importante en los primeros tiempos crecer mirando pintura”. Marcelo Legrand
Llega al Círculo de Bellas Artes con Sgarbi a los 14 años, enseñanza fundamental no sólo en pintura. No mucho más tarde conocerá a Nantes, Arostegui, Spósito, Espínola, con los que mantendrá un diálogo clave a lo largo de años y hasta la muerte de cada uno de ellos. Memorables tertulias en el café Soro Cabana a las que en esos tiempos éste jovencito artista fue integrado. Además de honorable jurado, fraternal estima de artista a artista, Espínola Gómez queda capturado por los retratos de Legrand y lo insta a su primera exhibición individual. Así expone en la Intendencia Municipal Montevideo a los 24 años, invitado por Espínola Gómez quien era en ese entonces el asesor del departamento de cultura y es quien escribe también el catálogo. En sala paralela inauguraba la resonada muestra censurada de Oscar Larroca, lo que terminó generando mucha publicidad. Así llegan a ver la muestra de Legrand, Ángel Kalenberg junto con Luis Camnitzer, en ese encuentro éste último le extiende una beca para ir a estudiar durante dos meses a Italia, de Lucca. Allí se forma en grabado y fotograbado. Sin embargo Marcelo cuenta que lo remarcable de la experiencia eran las conversaciones con este retador tutor - Camnitzer - y el énfasis en la importancia de lo reflexivo en el artista. Terminada la pasantía viaja tras las obras de los grandes maestros, ve por vez primera las grandes obras de la historia del arte de las que tanto escucho hablar en el Soro Cabana en las bohemias tertulias. También en este mismo viaje llega a la Documenta de Kassel, otro evento que irá sumando a la gran bóveda.
Tránsito a la abstracción
Naturaleza autónoma de un cosmos
“… quería lograr algo abstracto pero con eso vital que tiene el retrato, con el alma, lo mío era captar el alma del personaje, los rostros tenían un alma propia… eso quería plasmar pero en algo abstracto”. M.L.
La práctica experimental dada desde niño en la que jugaba con diferentes materiales plásticos y otros objetos tomados de la naturaleza no fue abandonada durante su formación en el Círculo de Bellas Artes. Formas abstractas inspiradas en la naturaleza que sugerían raíces, tubérculos y superficies vegetales trazaban ya un rumbo inequívoco. Tras los retratos en los que trabajó durante 10 años se instala una inquietud: descartar lo figurativo. Es así que comienza a despojar rasgos y contornos antropomórficos y se inicia en un proceso de síntesis radical, donde sólo debería quedar – así se lo proponía el artista– el alma, génesis de su abstracción. Es así que lo conocemos a Marcelo Legrand en su muestra en la IMM, tomando ya las dos salas de la calle Soriano en el ´90.
En el taller de Marcelo entre decenas de obra se percibe la multiplicación de algo en concreto: el espacio. Todas sus obras crean espacios singulares, vibrantes. Su obra produce nuevos volúmenes de espacio. Pero el espacio no es tal hasta que no es ocupado por algo, digamos que el espacio es creado por la presencia de algún objeto, antes es Vacío. Se parte del vacío que es la ausencia total de materia y se lo ocupa para transformarlo en espacio. Uno de los pilares de su obra es algo tan elemental como eso y sin embargo no deja de exigir un gran virtuosismo en su meta.
Parado frente a una obra de este artista se experimenta otra dimensión, cómo si la habitación no se acabara en la pared que está detrás del lienzo, si bien este fenómeno es patrimonio de la pintura en general, en la obra de Legrand se da de una manera clara y acentuada tras su afirmación de los principios básicos: la materia trasforma el vacío en espacio y lo vuelve capaz de vibrar. Los elemento incorporados, en formas de rectas, líneas, trazos, manchas y chorros, puntos y marcas, prismas insinuados, descompuestos y transmutados generan sistemas totalmente dinámicos. Cada obra es un sistema, tiene su propia lógica e intensidad, su propia forma de operar, de ser. En ellas cada elemento esta finamente relacionado con cada unos de los otros elementos. Cada obra, cada sistema vibra su propia singularidad. Algunas obras están saturadas otras despojadas, todas sugieren una celeridad y energía no replicable, exacta, precisa.
El poder de la línea, de la horizontal de la vertical de la diagonal, quebradas dobladas e interrumpidas, todas todas se meten en el lugar justo para proyectar un elemento elegido hacia adelante, hacia atrás, para darle vida o anularlo, para generar espacio. La línea tiene la virtud de marcar el espacio sin ocuparlo, para luego ofrecerlo generosamente.
“…lo que es casual lo transformo en preciso, yo hago eso” L.M.
Exactamente de ese modo, Legrand extiende líneas precisas, elementos y rastros certeros. Lo que parece casual no lo es y es en verdad la visión aguda del artista maestro en el equilibrio, creador de dinámicas casi estelares. Conviven diversidad de elementos tras su intervención, sólo así se da la construcción consciente, mentada y hasta científica de sistemas. La visión mentada de la creación de la obra define en un ir extrayendo, apartando, restando e incorporando. La obra de Legrand es la práctica de una maravillosa abstracción cinética porque capta la energía de los cuerpos, otorga movimiento y ajusta su velocidad.
“La línea por el lugar justo, ordena; la línea no va por cualquier lado, la línea es si la tuerzo para un lado o para el otro o hace un círculo o envuelve algo… no trabajo para la línea sino para las formas que están a su alrededor, voy ordenando las formas, las líneas son para ordenar para potenciar, para alimentar las formas. A través de una línea exterior, una forma que sin haberla tocado y que no decía nada toma un interés suscitado.” M. L.
Creación de espacio y orden es algo que sin duda se logra con la experiencia de años de trabajo y formación visual. Un artista en el orden y lógica de su propia obra en la que va madurando podrá llega a alcanzar un nivel de perfeccionamiento de tono científico. Entre el dominio y la visión se abren cosmos inusitados. En el caso de Marcelo Legrand es evidente un inusual talento de rigor mental y vigorosa expresividad. Equilibrio entre lo meditativo de un orden estético refinado e inteligentísimo y la intuición sagaz.
Rasgos esenciales, radical fidelidad
La obra de Legrand aspira al conocimiento estricto de los fenómenos como sistemas. Cada obra es un laboratorio con sus implementos, método y resultados. Extrae lo puro de las formas y las ofrece a la consciencia. Plegarse a las cosas mismas, fidelidad frente a lo que realmente se experimenta, en donde la intuición del artista conduce en su asestado compromiso por el conocimiento. Pero no es tan fácil, porque las cosas tienen diferentes formas de darse a la consciencia según su propia esencia. Son diferentes los objetos físicos de los conceptuales y dentro de los conceptuales hay una infinidad tanto como culturas y subjetividades existen, pero cada una de ellas constituye un objeto en sí. Por poner por caso, la idea – amor para un uruguayo y para un Maorí constituyen objetos diferenciados aunque busquen responder a una misma pregunta. En la disciplina del arte, el método Legrand alcanza la perfección porque en su creación dispone adecuadamente el trazo que captura cada tipo de realidad sistémica o fenomeica o conceptual, cada una, en lo que tiene de propia.
Esto es, que los objetos – cualquiera que sea – además de presentarse en su contingencia poseen una realidad esencial y eso es lo que busca nuestro artista. Su trabajo, su obra, busca descifrar, descubrir y describir las esencias y las relaciones esenciales en un sistema, en una realidad. Pudiéndose pensar cualquier objeto – concepto, sentimiento, vivencia – también como realidad, como micro cosmos en donde inventar una astronomía ideal, en donde se revelan todos los elementos y sus relaciones en su operatividad sistémica. Entonces lo universal se hace presente tras el poder de la intuición del artista y su trabajo.
Si Marcelo en la entrevista que mantuvimos hace pocos días me contaba con una sonrisa sobre ese proceso de síntesis, de transición de lo figurativo a la abstracción, de cómo quiso en un momento desvelar el alma, alcanzar la esencia, erradicando la contingencia de la forma, eliminando, separando. Quizá nosotros – en trayecto inverso – podamos tras contemplar una esencia radical, desnuda – como en la obra de Legrand – volver a capturar el objeto, descifrarlo, adivinarlo o intuirlo y así recuperarlo desde el conocimiento que la visión del artista y el gesto del arte nos revelo. Es esa experiencia la que nos permitirá apropiarnos del objeto para siempre – la experiencia del conocimiento – único detentor de la realidad.
Noviembre 2010

Cecilia Mattos /respuestas visuales


Cecilia comienza en los 70 dibujando, línea que siempre ha estado presente en su exploración hasta el día de hoy, así también el collage, en el que comenzó a mostrar elementos y recortes de una referencialidad constante a ciertos universos. Paralelamente y en gran parte de su trayectoria sobrevive como artesana, diseñando y ejecutando objetos con los que logra además de un disfrute y una base de sustento, una clave que en su obra irá con los años multiplicando su importancia. Desde esa experiencia la artista, se vinculará con el objeto de una manera que logra trascender lo meramente artesanal, para luego convertirlo en algo más. Caminos que hoy por hoy y desde hace tiempo - el de la plástica y el de la artesanía - hibridaron en un arte personalísimo con el poder de entrar y salir del plano inicial e incorporarse a la naturaleza, a la naturaleza del objeto particular y a la naturaleza del sujeto sensible.
Los temas en más de treinta años de trabajo han sido siempre los mismos: la familia, la infancia, la mujer y la naturaleza. El trabajo de Cecilia está dado en gran parte por un compromiso inquebrantable consigo misma y con sus pares, un camino de búsquedas, un trayecto de diálogos. Su obra es el espejo de todo ello.
La herencia del objeto
Objeto de redención
“Con el tiempo empecé a usar objetos, especialmente del pasado que fui interviniendo: libros, misales, cajas, vestidos…” Cecilia Mattos.
En un período que va aproximadamente del 90 al 2000 Mattos trabaja especialmente con el objeto encontrado, pertenencias de su familia y recolecciones en la feria de Tristán Narvaja. Trabaja con el acervo de una época en un remanente diálogo de tono contestatario con sus epígrafes, creando territorios de sensibilidades confrontadas que sólo busca la conciliación personal.
Misales
Libritos de comunión en donde interviene, elige palabras y dibuja encima. Da cuenta de un dialogo cuestionador con todo lo recibido, con la educación, con las grandes verdades, con el prepotente y moralista dogma del deber ser. Cecilia Mattos es quizás, sujeto emergente de una generación aún imantada por el poder de las grandes instituciones de la modernidad. Su intervención en el objeto tiene la fuerza y por tanto el valor ya no sólo artístico - porque sus objetos desbordan su propia esfera de producción – de forzar los medios cognitivos y reflexivos de una época.
Vestidos
Recuerdo una obra de Cecilia en una exposición colectiva en el Museo Nacional de Artes Visuales en el ´99, obra que pertenecía al grupo de obras “Ordalías” del ´97. Cecilia expuso una obra que en su componente material era un vestido, creo que más exactamente una enagua enmarcada, por lo menos así lo vislumbro. Era una enagua de encajes delicados pero forzados, una enagua blanca pero sucia por partes y manchada de sangre, una enagua que se veía como tendida en la cama pronta y hermosa para usarse pero rebelaba ya la escena de un abuso.
Otras obras de “Ordalías” que llegue a ver – en su taller y en años anteriores – eran piezas similares, indumentaria, recuerdo que estaban embolsadas, dónde casi se podía escuchar el silencio de un tétrico grito asfixiado. En ese momento tuve la suerte de no entender casi nada del discurso, pero las impresiones dadas por la plástica: conjunción de emotividades conectadas que me susurraron rayando lo inaudible permanecieron, y hoy, terminan por hacer ecos agudos en los boquetes que deja la experiencia de vida, del ser mujer.
Estos objetos intervenidos tenían una fuertísima dimensión discursiva, de denuncia de una realidad escondida puertas adentro: la violencia de género. Obras como las de Mattos presentan al arte como herramienta de acción y reflexión, dinamizador del cambio. La violencia doméstica, esa “Cárcel de amor” (1), que ocupa al arte contemporáneo en todas sus expresiones, termina por encontrarse con grandiosos exponentes como Regina Galindo (Guatemala), Ronald Morán (San Salvador), Beth Moises (Brasil), Liliana Porter (Argentina) por nombrar algunos. Y dentro del contexto nacional, artistas que abordan la problemática son Cristina Casabó, Lacy Duarte, Teresa Puppo, Nelbia Romero y Cecilia Vignolo como otros.

La inevitable necesidad del cambio en las formas y la perdurabilidad de de los contenidos
Cecilia Mattos ha demostrado un interés, continuidad y compromiso con un tema ineludible pero que en sus aspectos formales plásticos, en su obra, se va renovando; en donde cambian y evolucionan las formas y el tono del discurso. La artista reflexiona:
“…mi pregunta es si no envejecen las formas de ilustrar los reclamos, cuando el reclamo es vigente y legítimo, las formas envejecidas del reclamar terminan por ir en detrimento del reclamo. Deben de cambiar las formas. Los 80 y los 90 quedan atrás en sus formas, se da vuelta la página, sin embargo temas como la violencia siguen vigente… creo que es un debe de las nuevas formas visuales, porque reclamar por algo no tiene que ser ni dolorido ni auto flagelante, sino que puede ser un lugar más vivo, para reclamar la misma cuestión que cada vez es más necesario”. C.M.
Mapeando a Mattos
Podría reconocerse en la trayectoria de esta artista dos bloques que terminan en su conjunto por enunciar en su discurso una evolución ya no sólo plástica sino personal. El primero tiene que ver con una devolución, con un diálogo intenso con lo heredado, trabajando especialmente a través de la intervención de ciertos objetos elegidos muy a propósito. Objetos vinculados a la idiosincrasia de la familia de ciertas generaciones y su historia, a la infancia, a la violencia y la mujer. En una muy activa resignificación del objeto-discurso, Mattos va transformando el objeto, devolviéndolo al medio en una asumida necesidad reflexiva: de crítica, de revisión y expulsión de ciertos preceptos.
Luego hay un quiebre, un segundo bloque. Una nueva narrativa se hace presente tras la síntesis lograda para mostrarse ya, quién es como mujer y seguir dando cuenta de su potencia como artista; pero ahora ya despejada, liberada y purgada tras el difícil ejercicio del arte y la introspección. A partir de ese momento esta artista, esta mujer, es capaz de experimentar su único y personalísimo mundo interior desde el color y su celebración, volver a su original dibujo para poder trazase desde la alegría, la libertad y el goce. Y lo remarcable creo, que todos debemos apreciar es que Mattos, si bien cambia la narrativa como he dicho, nos sigue contando las mismas cosas; los contenidos no varían, sí los abordajes y sus formas. Su compromiso no pestañea.
“Yo soy Yo desde la madurez y desde la libertad, me divierto, disfruto y digo cosas desde el goce del hacer, no me siento con ninguna carga anterior, es genial poder hacer lo que tenga ganas” C.M.

Creación y color, una nueva narración para decir lo mismo.
“ La naturaleza como respuestas visual, sin palabra escrita, obra expuesta a todas mis preguntas, una respuesta como imagen, a mí siempre me reconforta mucho, me da mucha seguridad la naturaleza, en el futuro, presente y pasado.” C.M.
Los paisajes que muestra en su actual exposición al igual que la serie que desarrolló el año pasado en unos grandes papeles apaisados, muestran un idílico escenario con una clave onírica importante. Si bien retrata desde una plástica evidentemente gozada, plasmando con intensidad y pasión una interpretación de la naturaleza en su faz bella, ocurre que si uno observa detenidamente encuentra ciertos rastros y pistas que la artista ha dejado, en donde lo evidente se revela como una fina capa que esconde infinitas posibilidades, y el peligro es una de ellas.
“En mis cuadros aparecen dos posibilidades, siempre está presente la posibilidad de la amenaza y la posibilidad del placer... es esa mi concepción del universo, todo está integrado en la naturaleza y aceptar vivir es aceptar ambas posibilidades, esas dos cosas conviven siempre.” C.M.
Esto es el mitema de su concepción del mundo y de la vida - porción irreductible de su obra como elemento constante.
Este grupo de obras está dedicado al tema del campo, la lana es un elemento que está presente en su obra desde los ´90. Todo comenzó con el relleno de una almohada de la estancia de su familia y con la que inicio un derrame de referencialidad completa a ese universo: la familia, la infancia; la oveja como animal que lo da todo: alimento, calor; su representación bíblica sobre el sacrificio y la culpa; la acepción sensual que confiesa sentir respecto a este material, todos elementos que desembocan en una sola figura: la mujer.
“Veo a la mujer como nutriéndose en la naturaleza, creo que es el poder de la mujer… su poder radica en la posibilidad de procrear, de dar la vida… podrán los hombres tener mucho poder pero no el de dar la vida… Planteo a la mujer como muy fuerte y muy vulnerable al mismo tiempo. La planteo como una mujer que está, aquí y ahora. Me importa especialmente el abandonar la imagen de mujer pura, perfecta, y decir No! Quiero evocar a una mujer que se equivoca que falla y eso no va en contra, sino que le da mucho más ángulos y belleza. No hay que caer en la trampa de lo que uno debe ser, es lo que uno puede ser. Lo importante es estar bien con uno mismo.” C.M.
La vulnerabilidad de la mujer en la inevitabilidad de ciertos paisajes confrontada a la potencia de la violencia y a la soledad, la incertidumbre, el abandono.
La naturaleza conciliadora y sanadora del dolor de vientres vacíos, el potencial de de vientres llenos y un campo que en sus riachuelos es espejo de ello.
La mano extendida de otras mujeres de ancestrales alianzas, salvadoras siempre de un presente que desborda y susurra la promesa del ser pleno y justo, ético y comprometido.
De continuar dando la vida sin bajarle la cabeza al miedo.
Comunión con la belleza, protegida ilusión de salvaguardar el deseo y lograr su realización.
Este artículo se escribe tras una entrevista mantenida con la artista el pasado mes. Muchas cosas se hablaron, muchas quedan solamente sugeridas. Su actual exposición da cuenta de un capítulo de una narrativa plástica de más de tres décadas. Lo escrito y trascripto aquí busca instar a que cada unos investigue y encuentre otros capítulos de una obra importante y comprometida con causas culturales, sociales y hasta políticas, y que no pierde nunca su calidad artística. Cecilia logra siempre demostrar su potencia estética.
Visiten su página web > http://www.kitbasico.com.uy/
Abreviadísimo currículum Cecilia Mattos
Nació en Uruguay en 1958. Estudió arte en California y Argentina. De las muestras realizadas destaca: “El sueño de Morgan”, Centro Cultural de España (Mvd, 2008); “El conejo en la luna”, IILA (Roma, 2008); Centro Cultural de México (Mvd, 2007); Galería Heike Strelow (Frankfurt, 2007); Historisches Museum, “Tatoo”, Soberbia y Pasión, Centro Municipal de Exposiciones (Mvd, 2006); Univ. de Beersheba (Israel, 2006); “Jugando con Fuego”, Museo Zorrilla (Mvd, 2006); KBK Arte Contemporáneo (México D.F, 2005); “La Urdimbre del Olvido”, Centro Municipal de Exposiciones (Mvd, 2003); “Cielo y Tierra”, Instituto Goethe (Mvd, 2001); “Mattos desde Figari”, Galería del Paseo (Mdeo, 2000), “Itinerarios”, Museo Universitario del Chopo (UNAM, México D.F, 1999); “Ordalías”, Museo y Archivo Histórico Municipal Cabildo de Mvd (Mvd, 1999); ”Conexión”, Museo del Barro ( Asunción, Paraguay, 1999), “Biografemas”, Museo de la Ciudad de Buenos Aires” (Argentina, 1997); “Biografemas”; Galería del Notariado (Mvd, 1996); “Historias de Fin de Siglo” Galería Aramayo (Mvd, 1993); “Papeles Plegados”, Museo de Arte Contemporáneo del Uruguay y Museo Paraguayo de Arte Contemporáneo (1986). Ha participado en las siguientes Bienales: II Bienal de MERCOSUR, Porto Alegre; V y I Bienal Iberoamericana del Instituto Domecq, México; XIV Bienal de San Pablo. Su obra se encuentra en numerosas colecciones públicas y privadas.
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Créditos fotografía: Obra: Enrique aval Oliu.
Bibliografía >
1. “Cárcel de amor – relatos culturales sobre la violencia de género” autor y editor institucional, Museo
Nacional Centro de Arte Reina Sofía, España 2005.
- “Lab. 05, género” Catálogo Centro Cultural de España, autor y editor institucional, CCE, Uruguay 2005.
- Concepto mitema, Wikipedia.

JAVIER BASSI / pintura negra

“Me entusiasma dentro del contexto de mi propia obra volver al negro, es un lugar muy potente, no siempre siento que tengo la potencia para poder crear obra negra como ésta”

Persiguiendo imágenes

Imágenes tras las que va el artista guiado por una visión, obligado curso de laberintos internos oscuros, inciertos, en donde la única ranura donde se filtra la luz es la intuición. Intensidad y lucidez del hombre que descubre intersticios, rendijas que iluminan. A partir de ahí se inicia un llamado a la contemplación en la cual se genera una conexión entre el hombre, su volición y el mundo hasta que ya no pueden diferenciarse uno de otro, como experiencia de la unicidad. Creo que eso es lo que muestra el artista, comparte su visión y en su confrontación evoluciona.

Como establece genialmente el teórico José Luis Brea la crítica debe ser invención, actividad productiva; no le corresponde a ella encargar se de lo conocido, ni siquiera de lo cognoscible, es penetración en lo oscuro, en lo no cognoscible. Es multiplicación del disentimiento, de la diversidad de lecturas y alejamiento de cualquier facilismo.

Si la crítica se plantea así, de esta manera bajo esta múltiple y compleja prerrogativa la obra de Javier Bassi le rinde culto a su práctica, la estimula y la deja viajar, la desafía. Porque en escenarios opuestos, una de las causas del vaciamiento de la crítica es quedarse sin objeto.

Bassi vuelve a presentar pintura negra. Vuelve nítidamente a demostrar cosas, a demostrar el fenómeno del arte. No trata de hacer visible lo oscuro, lo oculto, sino que señala las zonas de exclusión, de incertidumbre, de ceguera que padecemos en todos los marcos de conocimiento de los que nos armamos y nos acerca a sus causas.

Para ello se puedo crear un concepto, el de dilucidar que redefiniré a continuación. La obra logra replicar la práctica cotidiana y vulgar de di-luc-i-dar: Dar, estirar los brazos tomar con las manos las pesadas negras cortinas aterciopeladas del olvido y la ignorancia, correrlas una tras otra, una tras otra en busca de la luz confrontando el miedo a hallar sólo una pared. Entonces elijo esta palabra, la convierto en concepto, lo defino, porque la propuesta aquí presente es la invención como actividad productora de sentido más que la interpretación. Dilucidar aquí como concepto permite ciertas fricciones y accesos a la experiencia de la obra de Bassi y pone en evidencia su valor no por lo que dice sino por que desborda lo que creemos comprender. Se apoya en la intuición y en una memoria quizá transpersonal de imágenes que conmocionan, de estados efímeros casi inadvertidos e inaprehensibles.

Las obras de Bassi se gestan sin plan previo, en la medida que se van materializando se inicia un proceso de multiplicación de posibilidades y unas con otras van armando un discurso complejísimo, pero eso sólo en última instancia y dilecto sea quien emprenda tal empresa; primera cada una de las piezas son dueñas de una autonomía enorme, justa, precisa. El ensamblaje de todas ellas deberá estar llevado por la estética, ídem emotividad y afinidad de cómo se van susurrando una obra a la otra los engarces cuando el artista comienza a entender de qué se trata lo que está investigando.

Este grupo de obras como la mayoría en la trayectoria de este artista se niega a ser distribuido dentro del imperio categórico, la obra es tan abstracta como figurativa y si es uno u otro o ambos en diferentes grados queda definido por la experiencia de cada observador. “Lo cierto es que mi obra se mueve en zonas de margen, limite, parecen que pueden ser una cosa pero también otra, es esa fase de crepúsculo” cuenta el artista.

Bassi a lo largo de todos estos años de pintura ha ido construyendo un universo propio, guiado por una misma lógica, lleno de sentido y dirección. Suerte de cosmogonía persistente. En ella quedaron definidos hitos- paisajísticos de una densidad que fueron capaces de dejar rastro en la memoria emotiva tras la experiencia. Es ahí que nos damos cuenta o recordamos que hay una habitar en la obra y ese haber habitado genera una memoria emotiva a la que se puede regresar. Por ello, algunos paisajes son revistados por el artista en esta nueva obra, sin embargo la imagen generada es nueva porque cambia la manera de representación de manera contundente, expresiva y sutil.

“Lo que cambia es la manera de representar, puede que la parte más sensible del conocimiento este anclándose en lugares que uno ya conoce, como volver al lugar en donde uno vivió. A la vez creo que hay que hacerlo de una manera nueva, creo que el tema de la representación tiene que evolucionar; de hecho la pintura de hace muchos años necesariamente exige ser reinventada, independiente de la sensibilidad que evoque o del discurso, necesariamente siento que tiene que ser construida desde un lugar nuevo. Yo siempre estoy forzando los medios…” J.B.

En este regreso a la pintura negra la metodología de trabajo es diferente. Son obras que por primera vez son decididamente una persecución en blanco y negro. En su pintura negra anterior había un balance de tono logrado a través de la incorporación del color, en la pintura negra actual se trabaja en fase de negro a blanco solamente. Se recupera el blanco que yace bajo el negro a través de la sustracción del negro, invirtiendo el proceso vulgar de la pintura. Esta operación podrá permitir que la reflexividad encuentre nuevas vías, ya no sólo para el artista.

La obra se vuelve un objeto sutil que trasciende por completa la dicotomía blanco y negro para ser integrados en un roce matérico perfecto: “los grices están generados no porque los negros se bajen sino porque la densidad del negro en cuanto a punto es menor, esto si se ve como menos negro es porque hay pequeños puntos blancos que actúan dentro de ese punto negro. Negro y blanco. Siempre lo que hubo es esa transparencia, mucho manejo de la materia en términos de superficies microscópicas, no tiene espesor pero se puede advertir que lo que hay es una disposición de materia” J.B.

Javier logra efectivizar de manera amplia con el negro paisajes, momentos, sensaciones, esquemas. La búsqueda del lector se disipa en variadas contiendas contra lo inescrutable que por momentos deviene conocimiento intuitivo, otros extravío y frustración. Pero a través de la contemplación, aquella imagen impenetrable que en un primer momento se impone, se va abriendo y comienza a mostrarse generosa en impresiones y se comienza a percibir que el poder de la obra se encuentra en lo que oculta, y es ahí cuando quedamos ya capturados por el negro y no podemos salir.

La obra en su experiencia se vuelve autónoma. “La pintura quizá sea el mayor de los espejos” confiesa el artista. Su obra, tras la revelación de una estética maravillosa – emotividad pura – se convierte en objeto poderoso porque en él, el artista mira, se refleja a sí mismo y hará lo mismo con otros hombres.

Sutileza y precisión son características notorias en estas piezas como en todas en la trayectoria de Bassi, que permiten ocultamientos y expresiones radicales. El proceso de investigación de estas imágenes por parte del autor tiene un recorrido no menor a 2 o quizá 3 años. Su búsqueda constante, obsesión por atrapar imágenes como el mismo dice, le permite llegar hasta las últimas consecuencias, de trabajar hasta el último detalle y apropiarse de la sutileza espontánea y de la precisión mentada pero siempre expresiva. Es una obsesión que fortalece porque insta al trabajo desde dos áreas, una física: manipulación de la materia y otra reflexiva, persecución de lo inasible. Cuando da por terminada una imagen, imagen finalmente atrapada, es porque sorprende y genera conocimiento, primero el artista que es quién legará lo mismo al lector.

Evidentemente la obra de Javier Bassi tiene un carácter monográfico importante, como él mismo señala. Es una obra que trabaja sobre sí misma, se experimenta a sí misma, las variaciones temáticas no son tal, son variación en las fuentes. Cuál es el tema, quedará pendiente por una macro lectura sobre toda su obra, trabajo aún no realizado por nadie y si es Bassi quien lo sabe dudo lo comparta. Igualmente hay muchas señas y líneas que están ahí, todo el tiempo, constantes persistentes que iluminan, siento decirlo pero más de un rumbo, quizá miles de rumbos, pero todo ellos prometen adquisición conocimiento probablemente en diferentes grados y según a cuánto se anime el pasajero.

Bassi en este momento se encuentro en un punto expansivo y potente de su pintura, retando con éxito a uno de sus iconos: La Pintura Negra. Aquí presentamos algunas obras, éstas y muchas más podrán verse próximamente en una gran sala. Evento que publicaremos a su debido tiempo. Este artículo represente no más que un avance y un dar cuenta de qué es lo que pasa tras las instituciones culturales y sus exposiciones y sus vaivenes, qué pasa en los talleres.

Abreviadísimo currículum

Nace en Montevideo, en 1964. Comienza estudios de dibujo con Pierre Fossey en 1976. En 1984 estudia pintura con Pepe Montes y asiste a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo hasta 5ºaño. En 1993 viaja a México, EE.UU., Europa y el Norte de Africa y es becado por el “United States Program” en New York y Boston. En New York se reencuentra con Gonzalo Fonseca y Julio Alpuy. En 1995 integra un workshop con el artista Rubens Gerchman. En 1996 recibe el Prix Paul Cézanne del Ministère des Affaires Etrangères y trabaja en el Atelier Alraune, asistido por el Musée des Beaux Arts de Nantes, Francia. En 1998 se traslada a Nueva York y realiza “New York Series” pinturas y objetos monumentales en el J.M.Studio, en Manhattan, lugar a donde regresa en el 2000 y 2004. Viaja intermitentemente. Participa en workshops y trabajos grupales en Holanda, Francia, Estados Unidos, Ecuador y Uruguay. Expone activamente, 18 individuales y más de 90 colectivas entre nacionales e internacionales. Representa a Uruguay en la “V Bienal Internacional de Pintura de Cuenca” en Ecuador en1996, en la “I Bienal de Artes Visuales del Mercosur” en Brasil en 1997 y en la “VII Bienal de la Habana” en Cuba en el 2000. Y en otras exposiciones internacionales. Señalado reiteradamente por la crítica especializada, recibe numerosos premios. Está integrado al acervo de numerosos museos y colecciones, nacionales y extranjeras.

Diego Donner /SU PINTURA ACTUAL


…si me permito intuir silenciosamente y callo el pensamiento
si replico su método
frente a su pintura me imagino que no hay materia
sino tan sólo espacio.
Experimento desde el observatorio umbral de la sala
mi propio ser desprovisto de todo individualismo pasmoso
y quedo sustraída a la visión de mi propio ser transpersonal.
Pero esto, cada uno habrá de probarlo.

TRANSITO
Diego Donner llega temprano al mundo de la plástica, en solitario con 14, 15 años se inicia en dibujo, apilando centenares de tintas en papel en las que define ya un tránsito autodidacta constante, persistente. Pocos años más tarde, a los 17, se acerca al taller del maestro Nelson Ramos, con quien inicia lo que sería su primera y única experiencia de formación en un taller, que duraría menos de un año. Por el año ´76 el taller de Ramos se convertía para el joven Donner en un lugar rico en orientación artística – apoyada en los ya conocidos fuertes del taller: la visión plástica del objeto de Ramos, lo absoluto de la libertad expresiva concedida a los alumnos y la calidad humana de Nelson. Era también un lugar de encuentro, artistas y otros amigos de Nelson Ramos concurrían convirtiéndose el taller en un espacio de opinión e intercambio. La exposición a todo ese mundo se convirtió en una experiencia importantísima para este precoz artista.
Paralelamente y durante años asiste por las tardes de forma diaria a la biblioteca Artigas – Washington. Libre y autónomo se propone estudiar a su manera, se forma entre libros de arte y las mejores revistas de la actualidad artística en el mundo, en las que descubre el movimiento expresionista abstracto americano, el art brut, y otras modalidades expresivas con las que siente afinidad e identificación. Decidido, Diego Donner se dirige hacia las cosas que considera importantes aprender, en una búsqueda concienzuda, madura y responsable por el conocimiento y por el hallazgo de la propia pintura.
Los numerosos concursos y convocatorias plegaban metódicamente al circuito a los nuevos exponentes, una nueva camada de artistas se hacía presente y renovaba el medio. Una generación que incorporaba a Diego Donner, Fidel Sclavo, Eduardo Cardozo, Diego Masi, Carlos Seveso, Carlos Musso, Javier Bassi, Marcelo Legrand, Martin Mendizabal, Javier Gil y muchos más.
El transito, el salto a la escena pública de las artes en Montevideo quedó asumido desde muy temprano. Donner participa y recibe reconocimiento; un segundo premio en el ´80 - concurso de la embajada de España – lo lleva por primera vez de viaje y lo pone en contacto directo con el arte internacional. A los 20 años Donner ya se encuentra integrando el circuito de concursos, salones y galería locales.

SUPERFICIES
Si extendemos nuestra mano, la nuestra
en ese tímido pero ávido impulso por el conocimiento
cuando necesitamos tocar para conocer
cuando rozamos una superficie nueva, capturamos la trampa
en la que el tiempo y otras cosas graban.

Donner a lo largo de 35 años de pintura ha configurado diversas técnicas y metodologías, ha mezclado múltiples materiales y revelado un mismo universo en fuga bajo la luz de diferentes lenguajes plásticos. Su trayectoria es una búsqueda constante de exploración de territorios y experimentación con la materia.
Su pintura actual se gesta desde hace diez años. Se despoja, deja atrás la incorporación al plano de materias, relieves y bajo relieves y experimenta con otros aspectos de la plástica, con las posibilidades infinitas que brindan la tradicional tela, acrílicos, pigmentos y agua. Descubre que menos es más. El trabajo que viene realizando se da en una suerte de espiral ascendente, en el que el advenimiento de nuevos territorios y el dominio tanto como el azar, convierte el trabajo plástico en una renovación constante de erigidas conquistas.
Evidencia de telas crudas, protagónico invisible del agua, mucha agua. Acrílicos y pigmentos diversos que se mezclan y se integran de manera diferente a lo tradicional. Superficies trastocadas. Telas que se van haciendo en la medida que trabajan juntas, se manchan se empapan se tuercen. Se crean no solamente al mismo tiempo sino que se crean físicamente juntas. Se traspasan unas a otras. Y es aquí donde se encuentran claves para entender la obra en su más allá de la materia, en su metafísica.
La obra encierra en su materia una meta sensible, hábil de conocerse sólo a través de la experiencia emotiva - poder inmenso de la estética. Su superficie es el comienzo que tiene el poder de trastocar al individuo y tras la experiencia llenarlo de poder para convertirlo en sujeto singular. La metodología de un artista revela siempre mucho más que el cómo lo hizo; nos cuenta también sobre el universo subjetivo creador, sus circunstancias, cuestionamientos y sobre una obsesión reveladora, la de descubrir algo. Y en este sentido la creación del artista es la trampa con la que atrapa eso que busca; porque todo lo que está ahí adentro existe desde antes y ha sido capturado por él.

TERRITORIOS
Sus telas, son como la bandera que vuelve de una guerra
de batalladas travesías en territorios vedados cercados alejados
y de batallados y embestidos preconceptos.
Son banderas que vuelven con el trofeo impreso.

Las telas de Donner una vez terminadas se estiran en un bastidor – porque antes yacían en el piso como espejos de agua, como canales de transición – se unen nuevamente en dípticos, trípticos y polípticos; vuelven a reunirse porque son telas imantadas en su génesis y persisten constantemente en una idea: la de lo Integral. Y ahora sí, ya estamos iniciados en un proceso de desvelar la obra y entender la trampa, porque entender, aprehender, es ir tras las pistas que nos deja un artista.
Reacciones físicas y químicas en las telas, reacciones físico-químicas en el hombre, la tela como espejo devuelve la imagen de lo que sucede en el cuerpo y en la mente del artista. Refleja su experiencia inminente, la de ensuciarse y traspirar y cómo de a poco accede a una experiencia transpersonal. Y esto no es folklore como bien dice nuestro nuevo amigo Renos Xippas, es metodología de trabajo y una búsqueda con objetivos claros. Que los efectos del acrílico y del agua no se sucedan sobre la tela sino dentro de ella no es un dato menor. Que las telas se elaboren físicamente unas con otras tampoco. Donner se propone una experiencia integral que comienza con el acto de pintar, en la acción, en el trabajo físico arduo y placentero. Más que técnica Donner con el tiempo recauda estrategias que le permite inmiscuirse en las fuerzas de lo azaroso, de efectos ingobernables y en aguas que están a punto de reflejar algo. Permite procesos ajenos que no domina, sólo trae. De esta forma aparecen cosas más allá de la expectativa y son el resultado de diversas fuerzas que trabajan en colaboración; opera entonces lo misterioso y el artista actúa desde la auto observación y sólo a partir de lo que siente. El público - queda prometido - será llamado de igual manera.
Experiencia integral. La acción de pintar se convierte para Donner en una práctica meditativa, que permite el acceso a universos internos y en donde se trabaja todos los aspectos del ser de forma integral. Caza pacífica y furtiva – porque propone una vía a la experiencia del ser diferente a la ética racional occidental - porque exige la anulación del pensamiento. Permitiendo alcanzar otro plano de la consciencia en donde radica lo no racional. Como el acrílico y el agua que traspasan de una tela a otra, la acción plástica trasciende su mera práctica y permite acceder a territorios del ser donde habitan estados inasibles, sólo experimentables. La pintura de Donner, como una trampa las capta y las trae devuelta al mundo inminente. Las telas son las impresiones y huellas de un conocimiento ontológico que logra grabarse. El de la existencia de cosas que están más allá de la consciencia.
La suspensión del pensamiento, como se propone Donner en su pintura, como práctica meditativa permite a la plástica ser un canal hacia una experiencia transpersonal. Si bien esta práctica no suele vincularse a la labor artística, Diego Donner encuentra en ella un camino válido, genuino y en el que obtiene resultados satisfactorios y disfrutables.
La suspensión del pensamiento como estrategia, permite que otros factores que componen al sujeto comiencen a operar y comiencen a dibujar a grabar, a susurrar lo inasible. Por eso en Donner la referencia al hecho plástico queda limitada, sería quizá más adecuado el pensar en términos de práctica plástica, porque apunta más al movimiento y a la búsqueda. El hecho plástico en sus telas son los sucesivos territorios vislumbrados que tras dejar su rastro no se congelan sino que abren el camino a otros. Y convierte en un hecho sí, la promesa de alcanzar estados alterados de la consciencia vulgar.

LLANOS
Llanos lejanos, brumosos
de tierna greda de verde lima
humedal gélido inhabitado.
Son paisaje de lo inasible.

Para alcanzar lo inasible, eso que Donner “dibuja”, más que revisar las estructuras categóricas históricas, habrá que abandonarlas y animarse a otra cosa. Si bien las categorías ayudan a ordenar el mundo y hasta organizarnos emocionalmente, acá, cuanto más nos perdamos mejor. El compendio de términos: abstracción, expresionismo, action painting, y otros, señalan pero no explican.
Frente a una obra de Donner se quiebra la perspectiva ordinaria en la que se está parado, físicamente hablando. Hay algo que alienta a entrar en otro espacio, en otra dimensión donde el tiempo no corre; el ingreso marea, genera una sensación de extrañamiento un pequeño vértigo, son la transición y las nuevas coordenadas las que generan ese instante desequilibrante, para luego estar ya reubicados en un nuevo plano.
La obra… “Es un mundo interno, cuestiones misteriosas, es una mezcla de sensaciones estéticas que voy acumulando y que me resultan atractivas por alguna razón”.
Cito a Donner y no tengo que buscar mucho más. Sin embargo se nos impone el llamado a la reapropiación de una experiencia tan singular como transpersonal que está grabada entre los espacios de una memoria sensible y no en una abarrotada memoria racional. En cada plano uno es hábil de poder conectar con estados efímeros, sensaciones, recuerdos, climas y temporalidades enredadas, de conectarse con la intuición, con intuiciones silenciosas. Un reencuentro con una memoria no racional y profundamente emotiva que nos coloca en un plano más elevado de conciencia. No asible pero si experimentable.


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El resultado del artículo está dado por una entrevista mantenida con el artista Diego Donner el pasado mes y análisis de la obra.

martes, 6 de mayo de 2008

cÓMO SOS TAN LINDO

Sujeto / Belleza, pilar de afirmación >>> sobre la obra itinerante de Paula Delgado -
video arte.
………………………… miro... pienso… ¿ese chico me gusta? …. mmmno, pero no puedo evitar mirarlo… hay algo me sugiere seguirlo, mirar cada parte, escucharlo… se quiebra el espacio de la sala y lo que sucede en el monitor se vuelve cada vez más intenso y en una telequinética caricia a ese cuerpo desconocido se interrumpe lo que evidentemente era sólo un fragmento para presentar otro chico, otro nombre otro cuerpo… éste si me gusta… me parece lindo, atractivo… lo deseo… me doy cuenta que estoy emocionada, que me abruma la belleza del hombre … que me contengo porque estoy inquieta en una sala de arte contemporáneo, en un espacio público, blanco, silencioso, de extrema luz… respiro hondo… calmada ya, sigo el video nuevamente. Empiezo a ver a estos jóvenes hombres que se muestran y que cuentan cosas sobre si mismo.

“…los individuos se vieron llevados a prestarse atención ellos mismos, a descubrirse, a reconocerse
y a declararse como sujetos de deseo” – Michel Foucault


Cuando vi por primera vez el video de Paula – en la sala del CCE en el 2005, con curaduría de Manuel Neves “13 x 13”, muestra de curadores curados – no pude evitar leerla, abordarla, desde el esquema de Michel Foucault de quien leía en ese entonces Historia de la sexualidad. Por eso Foucault se me cuela constantemente, gotea y se filtra en citas en esta aproximación a la obra “cómo sos tan lindo”.

La belleza ya no como hecho sino como elaboración constante, efímera, escurridiza, su goce, lo que provoca, la atención que despierta, el pulso desplomado o agitado… todo eso, todo eso y más… belleza, aparición que en su primer instante revela algo, algo que supera lo vulgar e ilumina una fracción del mundo. Paula, entre su instinto de mujer y su instinto como artista – planteando aquí falsa hipótesis de que son disociables – nos abrió una ventana al cuerpo masculino y al sentido mismo de la belleza como objeto a construir. Esas dos cosas son para mi la base y constitución de la obra. La base: cuerpo, curva, piel, pulso: estetización profunda y real del universo masculino, astro escondido de acento romántico. La constitución: puro sentido, construcción del sujeto por si- mismo, derrotero diario e íntimo.

¿Por qué nos emocionamos? – porque encontramos un cuerpo vivo que trabaja que elabora singularidad, un cuerpo que se hace dueño de un Nombre y que por el contrario al bombardeo de imágenes de esta cultura visual que derrota singularidades, la obra cómo sos tan lindo, las trae en vuelo blanco a esta feroz y vana estetización del mundo y es capas de generar sentido, saberes y quizás poder.

Ver al varón en esa íntima relación consigo mismo en la que busca prolongarse en ejercicio visual y discursivo, termina por exhibir una de las fibras por las cuales y desde las cuales existimos y nos afirmamos: nuestra sexualidad. La obra genera un foco de elaboración intersubjetiva; el saber de esa construcción de la belleza masculina por parte del propio varón que revela el video nos involucra, nos obliga a un diálogo con nosotros mismos, con nuestro cuerpo y con otros cuerpos y no solo nos empuja a vislumbrar sino a experimentar corrientes de tránsito, corrientes de poder. El nodo central para mi fue sentir aquello que leía en Historia de la sexualidad de Foucault: cómo el poder fluye a través de los cuerpos, de mi cuerpo, del de él, del de ellos… como se atraviesan unos a otros. La obra de Paula tiene la capacidad de regenerar esas energías, esa es su fuerza e importancia.

Habituados y anestesiados ya por objetos sexuales, plaga de la industria cultural actual, la obra construye en el instante de captar un espectador una situación de elaboración de sentido profundo, en donde no hay objetos sexuales sino sujetos de deseo que son capaces de generar relaciones con su cuerpo, el ejercicio de saberse de descubrirse genera un poder capas de atravesar el propio cuerpo y llegar a otros. Genera deseo, movimiento, estados efímeros que trastocan.

La obra presta a la sexualidad – la sexualidad vista como espacio de dominación moral del sujeto – una superficie llana, blanda, cálida, protegida en donde recrear liberada de los centros de poder tradicionales una vía de acceso al hombre. Esa superficie, como producción del campo del arte, enarbola un conjunto de condiciones en la que el sujeto puede problematizar su identidad y su mundo. Esta problematización de la existencia es parte de un proceso de individuación que en el arado de Paula se vuelve de carácter libre, sensual y creativo.

Las imágenes y discursos del video, obran como un llamado, un llamado al oído, sugiere cursos que terminan en un cause final de reflexión moral, de asunción de libertades y de poderes.

“El código moral es desafiado por el saber generado y por la moral efectiva de cada sujeto”. M. F.

El trabajo de Paula plantea una forma – desde el arte – de sujeción en donde el individuo se relaciona con la idea de belleza socialmente dada, pero que gracias a un resguardo íntimo logrado permite una elaboración del trabajo ético que cada cual realiza consigo mismo para desplegarse y con el fin último de transformarse con cada acción en sujeto moral de su propia conducta.

Colabora al proceso de la construcción del si-mismo del sujeto moral, porque observamos como el sujeto busca conocerse, como se prueba en una relación consigo mismo, con su cuerpo, como orienta su sexualidad y crece en autonomía moral y sustancial y es capaz de entrar en una relación que trasciende su propio límite corpóreo, y vuelve capaz su voluntad de ejercer poder. Las imágenes trascienden la pantalla y nos involucran de tal manera que dejamos el corpus de espectador para ser actores.

Sin duda “cómo sos tan lindo” genera un conocimiento específico desde el campo arte y tiene el potencial de introducirse en el espacio de la vida social, en la experiencia de vida de cada uno pudiendo transformarla en lo que es una continua incorporación reflexiva del saber –poder.

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Paula Delgado / " ‘Cómo sos tan lindo’ (Montevideo 2005 - Buenos Aires 2006 - Valparaíso 2007 - Viena 2008 - DVD, 8 minutos cada uno) explora el universo masculino en su vinculación con la estética y el culto al cuerpo. El punto de partida es una convocatoria a través de la prensa: “Casting. Se necesitan varones atractivos para fotos”. Cada uno de los postulantes posa solo en una habitación de hotel –el hotel como lugar universal- y responde luego a una serie de preguntas. Todos saben de antemano que no recibirán dinero a cambio... La definición de belleza la da cada uno, no hay filtros. Este proyecto es un homenaje a la belleza masculina y un espacio donde poder hablar sobre esto con los propios varones. Se realizará también en México durante 2008..."

domingo, 20 de abril de 2008

mETAMORFOSIS

Sobre el desfile “Metamorfosis” de Ana Livni y Fernando Escuder en el Museo Nacional de Artes Visuales – septiembre 2007.

El desfile de la colección de Ana Livni y Fernando Escuder se inicia tras desplegar, cortar, atar textiles con los que envuelven a algunos modelos en un sugerido rito de iniciación, preámbulo al centro neurálgico de la colección: las transformaciones hábiles de la indumentaria en donde las prendas todas posibilitan un uso poli variado, que brinda al individuo la posibilidad de interpretar y resignificar el lienzo según su propia manera de funcionar en este mundo.

La colección es ingeniería, pliegue y rastros. En un comienzo más ligero puede decirse que no existen formas determinadas a priori; se propone como la iniciación a un juego, un juego texturado, por veces resbaladizo, cálido, aireado, lleno de fugas, que genera una experiencia no restringidamente visual, sino sensorial vasta. Daban ganas de meterse en esas estructuras móviles blandas, daban ganas de incorporar esas pieles suaves, finas, sofisticadas dueñas de una ingeniería inteligente, espléndida. Daban ganas de esfumar los límites entre esas pieles y la propia. Daban ganas de tocar y ser tocado… de mirar y ser mirado…

Una pieza que me pareció espléndida, central en la colección: picazón de la transmutación de los cuerpos. Quizás sea la que mejor condensa estas tres ideas que sugerí. Una chaqueta de fondo naranja, gris y crudo con rayones negros. Se hizo presente, andante, un caparazón de bicho que absorbía el movimiento ya no de su anfitrión, sino de su huésped, mutando su forma sutil pero imperante, como si tuviese vida propia; embestía entonces a la modelo con una nueva forma, imponiéndole un nuevo cuerpo, formulando una nueva estética del antropos tan fuertemente bella como el espanto que provoca el cascarudo más extravagante y horrendo. Ana y Fernando: gracias por esa visión.

Había un tapado largo de punto en color crudo, tenía un lazo, pero en fin, ninguna de sus partes es ciertamente definible. El juego continúa, nos plantea un ejercicio de reflexión sobre nosotros mismos: vestirse no es ya ponerse, sino ajustar amoldar adaptar, pensar hasta nuestro propio límites nuestra manera de plantearnos frente al cotidiano, frente al colectivo… el juego devela una libertad: la de la reconstrucción de la prenda a cada circunstancia social, emocional, creativa y hasta el delirio… plegarla a nuestra propia volición. La prenda como objeto nos busca, nos inquiere se impone, nos llama a un íntimo diálogo que pondera el infinito proceso de la construcción del sujeto por si-mismo. Son objetos que se abren y ofrecen el generoso gesto de poder darnos, mostrarnos.


Cuando digo ingeniería estoy pensando en la idea de trascender la forma en pro de la funcionalidad, en la generación de contradictorios y aleatorios arquetipos de precedentes dispares de trastornadas temporalidades, en donde las ideas quiebran objetos y se proyectan airosas, contradictorias y brillantes; en donde las formas ceden frente a renovados contenidos y sus imperativos. Pensando sobre las estructuras en las que ordenamos nuestra vida y en ejemplo concreto me divierto pensando que no debe de existir ropero que prevea cómo guardar tales prendas; pienso en el mío, en mi ropero, en mí, con brazo extendido, prenda en mano… ¡¿dónde guardo esto?!

Moda emblemática, llena de contradicciones. Si creyera en las contradicciones la establecería, pero queda ingenuo ya hacerlo, las contradicciones pueden pensarse como el límite a nuestro propio entendimiento. Dependiente del ánimo y compromiso a veces se prefiere en desdeño al simplismo categórico el naufragio en las espesas aguas de la complejidad en donde pocos remos prosperan y alcanzan ciertas, o mejor que ciertas, imaginadas orillas. La colección me sugiere dos espacios de desarrollo conceptual que dan cuenta del fenómeno de la moda: PLIEGUES y RASTROS que a continuación reflexiono.


PLIEGUES /
Individuo negador – Moda tirana

Hablamos de diseños de ingeniería que prevén y abren el cerco a la apropiación del vestido por parte del individuo. En la apropiación está el punto. Apropiación que por su parte el individuo realiza en mayor o en menor medida y de múltiples maneras y en donde se cruzan infinitos motivos. Creo que la colección de Ana y Fernando da cuenta de un estar atento a esos procesos de rediseño, de reconstrucción y resignificación que el sujeto siempre ciñe al lienzo.

Ahora Yo, en el desfile, parada, abandonado asiento, frente a la visión de una pasarela, ese largo corredor, el desfile esbelto y espléndido de los modelos que se deslizan con decidido ritmo, con aire de imperfectible realización, eso que se ve en las revistas y en la televisión. Eso en la realidad, ese largo corredor, torna trinchera.

La moda genera la práctica y desarrollo de aspectos encontrados de origen social y psicológico. A través de la imitación de las fuerzas estéticas del colectivo somos provistos de protección y de ciertos estados sensitivos y emocionales de permanencia; la imitación busca unir, génesis del ser colectivo. En cambio, la moda también desarrolla necesidades formalmente psicológicas en donde el hombre define rumbos diferenciados e inicia un proceso de individuación que le permite la experiencia de la unicidad, del ser único, al menos inicia esa búsqueda.

En esta lucha de trincheras por la individuación, la moda es bastión de significación en las prácticas cotidianas. Pero busquemos la propulsión del lado de los atrincherados: mérito de fuerzas contestatarias de acciones negadoras. La anti moda como práctica surge y responde frente a la amenaza de la singularidad, es el constructo diario por diferenciarse y pertenecer al unísono; persigue lo que está por fuera de lo socialmente aceptado, reconfigurando un nuevo orden una nueva estética. Reciclar, combinar, confeccionar la propia indumentaria se transforma en una acción plenamente creativa, intima, de reconstrucción y afirmación, en donde se elaboran sentimientos de individuación, en tanto negación del ejemplo social. Sin embargo esta inversión del mimetismo social, termina por afirmar las fuerzas de la moda e incluso genera insumos que la alimentan.

“cualquier forma de la indumentaria, del arte, de los comportamientos o de las opiniones, puede ponerse de moda” - George Simmel.

El individuo negador crea, la moda tirana lo engulle. La moda puede y de hecho lo hace, capturar los contenidos negadores de la moda. Como un ente vivo se alimenta del mismo rechazo que le confieren: materia proteica, suave, tersa y blanda, presa ingenua, con la cual regenerar exitosas colecciones que estimulan el apetito por el consumo primero suntuario, luego de masas. Ya no hay retorno. Entonces es ahí cuando algunos de nosotros, desencantados, afligidos le gritamos a la Singularidad – estima romántica, dilecta - que vuelva.

La negación de la moda y de lo socialmente establecido como construcción neo estética, incluso ética y política termina confluyendo en unas formas más o menos identificables, se vuelve grupo de referencia, pero también referenciable, identificable. El individuo negador queda franqueado, atrincherado, termina por arrastrarse en el resbaladizo lodo de las tendencias.

Terminando con Simmel, es interesante ver cómo la moda es un emergente capaz de dar cuenta de las energías nerviosas que caracterizan a cada época, vivimos tiempos cada vez más acelerados de ciclos cada vez más cortos, en donde la moda genera una experiencia con acento en el cambio, con acento en el presente, acentúa el carácter transitorio de la realidad como pocos fenómenos. Nos da en su apogeo un sentimiento de presente intenso.




RASTROS /
Hazaña, demostración de pureza

Algunas prendas de Fernando me gustaron mucho. Las remeras rasgadas, sus estampados y calados, rastros que simulan proeza, luchas, encuentros, tentativas de destrezas, me resultaron estimulantes, visualmente disfrutables y reflexivamente un viaje anecdotario, personalísimo.

Todas las innovaciones del atavío – pensado en su clave adorno - son un esfuerzo para lograr alguna forma de exhibición. El varón se viste, se para, emula activamente su valor, su capacidad de destreza, sugiere historias, se hace digno de estima, de respeto porque en sus prendas se ve las marcas, señales y rastros de hazañas que lo pusieron a prueba; sobreviviente ahora se muestra y se lo ve, grande, delicioso, deseado.
Parte de la muestra del trabajo de Fernando evidencia un doble juego de valores. Por un lado la prenda como demostración de hazaña y la pureza de su usuario y por otro lado y al mismo tiempo la prenda en su veta como trofeo de hazaña, es el botín que demuestra una fuerza preeminente, siguiendo la línea de Thorstein Veblen:

“Los trofeos, prueba tangible de la proeza, encuentran un lugar en los hábitos mentales de los hombres como accesorios que adornan la vida”…. “La utilidad de objeto de propiedad descansa principalmente en una comparación valorativa entre el poseedor y el enemigo al que se ha despojado” ...

...“La posesión empieza a ser valorada no tanto como demostración de una incursión afortunada, cuanto como prueba de la prepotencia del poseedor sobre otros miembros de la comunidad. La propiedad – siendo la propiedad el punto central hoy en día – se convierte ahora en la prueba más fácilmente demostrable de un grado de éxito honorable, a diferencia del hecho heroico”
– Thorstein Veblen.

Ese trabajo de Fernando diluye un largo eslabonamiento y nos acerca al comienzo del mismo, en donde la hazaña: demostración de pureza, constituye belleza y diferenciación en un cristalizado objeto – la vestimenta – que puede leerse en sus rastros y significación social.



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BIBLIOGRAFÍA >>

Para sección Pliegues > GEORGE SIMMEL / “La moda”. En Sobre la aventura y otros ensayos filosóficos. Península, Barcelona 1988.
Para sección Rastros > THORSTEIN VEBLEN / Teoría de la clase ociosa. FCE, 1992.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Construir el objeto para quebrar el objeto y encontrar al hombre

Sobre la obra "América" del artista Fernando Varela /
En mayo del 2006 hice un taller en el Centro Cultural de España con el artista de doble nacionalidad uruguayo-dominicano Fernando Varela, adorado. Nos mostró obra de varios artistas dominicanos, recuerdo de entre ellas la de Raquel Paiewonsky, muy especialmente. De las obras de Fernando hubo una que como un anzuelo me engancho y le pedí permiso para escribir sobre ella. Y así comencé el ejercicio de indagación, de confrontación con el objeto electo:

[Imaginen una tijera gigante, abierta, construida con fibra de vidrio y resina de 3,5 metros por 6,8 metros de largo. Tiene una peculiaridad… no existen hojas o extremos filosos; sólo asas, en los cuatro extremos asas. Y se llama América, eso es importante también]

Me gustó arrancar por un interaccionismo simbólico - Hebert Blumer, estaba a la mano lo estaba preparando para la facultad - como forma de ordenar la reflexión. Además el interaccionismo pone al hombre y su acción en el centro del esquema y me interesó para desarrollar.

Algunos preámbulos: defino los objetos como cualquier cosa perceptible, cualquier cosa a la que podamos referirnos, y son producto de nuestra interacción con ellos. Podríamos decir entonces que nos dedicamos constantemente en nuestras vidas, a construir a mantener a transformar los objetos que nos rodean, incluso aquellos que por abstractos y lejanos creemos no alcanzar. Lo que me interesa ensayar – sin olvidar su goce formal, monumental – por un lado es la dimensión social de la obra y su alcance y por otro lado la posición política de los hombres frente a la vida.

La representación axial e impotente de una tijera, evoca el corte, cortar, corto, me enlazo y establezco un cambio, me involucro. Sugiere también un espacio continente. Pero acá no está el filo, deberíamos abandonar el mundo de la vida para encontrarlo. Propongo un “salto” a la esfera de la política y propongo una sencilla definición en donde lo político es la manera de actuar de una persona o grupo para la consecución de determinados fines.

La obra de Fernando plantea un interrogante y de inmediato contesta. La obra América plantea la necesidad de corte, un corte que por su estructura es imposible. En la proyección que planteo y con la que juego, la obra despliega la impotencia de la esfera política.

Me gusta aclarar: el objeto de crítica, son los políticos y no el Estado, es el individuo y no las instituciones. La tijera es de uso individual, la tijera establece una relación, pone al hombre en el centro, toma sus dedos entre sus asas ovaladas, lo hace prisionero, lo compromete, lo arrastra a otro objeto. La construcción permanente de la sociedad por si misma provoca el olvido de esta construcción, de esta interacción entre sujeto y objeto fundamental. Nos olvidamos que son los individuos los que están detrás de los objetos, que son ellos los que los construyen, los confrontan, los derruyen, ya sea un objeto de arte o de arado, las reglas del ludo o del luto, la idea del amén, la idea de una América. Vemos los objetos abstraídos de la realidad humana que los generó. Nos convertimos en activos de un olvido y nos sentimos tranquilos, desligados, sin responsabilidad.

En la obra de Varela, la tijera representa el poder, el poder de un hombre son los medios que tiene en el presente para obtener un aparente bien futuro - Hobbes 1651 -. Algo que sirve para alcanzar lo que es objeto de nuestro deseo; deseamos en esta América un cambio, algo que nos libere de esas viejas estructuras que hasta el día de hoy continúan subyugando un potencial extraordinario, único. Deseamos un corte que nos libere.

La obra América es una tijera abierta, pronta para el corte en donde el proceso ya inició, pero se congeló. Pareciera que a los políticos no les interesara utilizar este medio para obtener un bien, para lograr un cambio, quizás sea eso lo que los llevo a asumir tal rol, pero una vez ahí, con el poder en sus manos, hay un cambio de intención una parálisis. El centro de interés ya no es el cambio, sino la pura intención de esgrimir el poder. La intención fáctica queda puesta en la toma de poder - las cuatro asas - y no en la utilización del poder para lo cual fue constituido - la ausencia de extremos filosos.

La obra de Varela plantea una problemática, y va más allá: define sus causas, pero además revela otro poder; frente al poder de los políticos presenta el poder del artista. Y siempre que haya poder existe una responsabilidad. Varela hace frente a un cuerpo corrompido y evoca a otro en el que deposita confianza: el arte contemporáneo, como productor, como objetivación del ser que clama discursos a través de lo simbólico y con dirección a la realidad. Una realidad necesitada de cambios en donde la reflexión se vuelve el insumo indispensable para echar a andar.

También a todo esto quiero agregarle una experiencia personal, muy linda y pertinente. Durante la estadía de Fernando en Montevideo, a propósito de la inauguración de su última obra “La palabra callada”, en el MNAV (Museo Nacional de Artes Visuales); él dio una conferencia sobre arte contemporáneo dominicano en el CCE y a la que le sucedieron dos tardes más de un taller sobre práctica curatorial, ahí lo conocí. A lo largo de estos tres encuentros Varela en referencia a diferentes experiencias que compartió generosamente, va construyendo un discurso firme, hilando fino y con dirección.

Apartada del espacio público, en mi cuarto y en ejercicio de análisis de la obra, comienzan a emerger referencias específicas, nunca ambiguas. En la decantación de alusiones y significados y en su articulación, comienzo a descifrarse un discurso. Es durante este proceso que voy encontrando que las piezas a partir de las cuales construyo el discurso implícito en la obra de Varela, son esas mismas piezas, exactamente las mismas compartidas por él, durante toda su ponencia en los días anteriores. En el discurso concreto y específico de la obra América, encontré el discurso total de Fernando Varela, ya no solo como artista, sino como hombre.

Hallar la paridad del discurso de un hombre y el de su obra - en donde la obra es prolongación, es objetivación del ser – hicieron de mi praxis una experiencia encantadora, pero no digo encantadora como me dice mi abuela aristocráticamente “nena, estás encantadora”, yo quiero decir encantadora de encantamiento, de conjuros, de magia… encontrar al hombre, detrás del objeto, a través del lenguaje y del discurso.

Llegar al hombre; y es así como se propone Fernando Varela a si mismo, como una aproximación al último destino: los hombres. Su obra América plantea una problemática y realiza una crítica, una crítica que nos pertenece; aquí lo que vale es el estado de existencia de una voz que pertenece a hombres comprometidos con la acción, que enfrentan a otros hombres
… coloca así, al hombre y su deber en el centro.