viernes, 25 de marzo de 2011

JAVIER BASSI / pintura negra

“Me entusiasma dentro del contexto de mi propia obra volver al negro, es un lugar muy potente, no siempre siento que tengo la potencia para poder crear obra negra como ésta”

Persiguiendo imágenes

Imágenes tras las que va el artista guiado por una visión, obligado curso de laberintos internos oscuros, inciertos, en donde la única ranura donde se filtra la luz es la intuición. Intensidad y lucidez del hombre que descubre intersticios, rendijas que iluminan. A partir de ahí se inicia un llamado a la contemplación en la cual se genera una conexión entre el hombre, su volición y el mundo hasta que ya no pueden diferenciarse uno de otro, como experiencia de la unicidad. Creo que eso es lo que muestra el artista, comparte su visión y en su confrontación evoluciona.

Como establece genialmente el teórico José Luis Brea la crítica debe ser invención, actividad productiva; no le corresponde a ella encargar se de lo conocido, ni siquiera de lo cognoscible, es penetración en lo oscuro, en lo no cognoscible. Es multiplicación del disentimiento, de la diversidad de lecturas y alejamiento de cualquier facilismo.

Si la crítica se plantea así, de esta manera bajo esta múltiple y compleja prerrogativa la obra de Javier Bassi le rinde culto a su práctica, la estimula y la deja viajar, la desafía. Porque en escenarios opuestos, una de las causas del vaciamiento de la crítica es quedarse sin objeto.

Bassi vuelve a presentar pintura negra. Vuelve nítidamente a demostrar cosas, a demostrar el fenómeno del arte. No trata de hacer visible lo oscuro, lo oculto, sino que señala las zonas de exclusión, de incertidumbre, de ceguera que padecemos en todos los marcos de conocimiento de los que nos armamos y nos acerca a sus causas.

Para ello se puedo crear un concepto, el de dilucidar que redefiniré a continuación. La obra logra replicar la práctica cotidiana y vulgar de di-luc-i-dar: Dar, estirar los brazos tomar con las manos las pesadas negras cortinas aterciopeladas del olvido y la ignorancia, correrlas una tras otra, una tras otra en busca de la luz confrontando el miedo a hallar sólo una pared. Entonces elijo esta palabra, la convierto en concepto, lo defino, porque la propuesta aquí presente es la invención como actividad productora de sentido más que la interpretación. Dilucidar aquí como concepto permite ciertas fricciones y accesos a la experiencia de la obra de Bassi y pone en evidencia su valor no por lo que dice sino por que desborda lo que creemos comprender. Se apoya en la intuición y en una memoria quizá transpersonal de imágenes que conmocionan, de estados efímeros casi inadvertidos e inaprehensibles.

Las obras de Bassi se gestan sin plan previo, en la medida que se van materializando se inicia un proceso de multiplicación de posibilidades y unas con otras van armando un discurso complejísimo, pero eso sólo en última instancia y dilecto sea quien emprenda tal empresa; primera cada una de las piezas son dueñas de una autonomía enorme, justa, precisa. El ensamblaje de todas ellas deberá estar llevado por la estética, ídem emotividad y afinidad de cómo se van susurrando una obra a la otra los engarces cuando el artista comienza a entender de qué se trata lo que está investigando.

Este grupo de obras como la mayoría en la trayectoria de este artista se niega a ser distribuido dentro del imperio categórico, la obra es tan abstracta como figurativa y si es uno u otro o ambos en diferentes grados queda definido por la experiencia de cada observador. “Lo cierto es que mi obra se mueve en zonas de margen, limite, parecen que pueden ser una cosa pero también otra, es esa fase de crepúsculo” cuenta el artista.

Bassi a lo largo de todos estos años de pintura ha ido construyendo un universo propio, guiado por una misma lógica, lleno de sentido y dirección. Suerte de cosmogonía persistente. En ella quedaron definidos hitos- paisajísticos de una densidad que fueron capaces de dejar rastro en la memoria emotiva tras la experiencia. Es ahí que nos damos cuenta o recordamos que hay una habitar en la obra y ese haber habitado genera una memoria emotiva a la que se puede regresar. Por ello, algunos paisajes son revistados por el artista en esta nueva obra, sin embargo la imagen generada es nueva porque cambia la manera de representación de manera contundente, expresiva y sutil.

“Lo que cambia es la manera de representar, puede que la parte más sensible del conocimiento este anclándose en lugares que uno ya conoce, como volver al lugar en donde uno vivió. A la vez creo que hay que hacerlo de una manera nueva, creo que el tema de la representación tiene que evolucionar; de hecho la pintura de hace muchos años necesariamente exige ser reinventada, independiente de la sensibilidad que evoque o del discurso, necesariamente siento que tiene que ser construida desde un lugar nuevo. Yo siempre estoy forzando los medios…” J.B.

En este regreso a la pintura negra la metodología de trabajo es diferente. Son obras que por primera vez son decididamente una persecución en blanco y negro. En su pintura negra anterior había un balance de tono logrado a través de la incorporación del color, en la pintura negra actual se trabaja en fase de negro a blanco solamente. Se recupera el blanco que yace bajo el negro a través de la sustracción del negro, invirtiendo el proceso vulgar de la pintura. Esta operación podrá permitir que la reflexividad encuentre nuevas vías, ya no sólo para el artista.

La obra se vuelve un objeto sutil que trasciende por completa la dicotomía blanco y negro para ser integrados en un roce matérico perfecto: “los grices están generados no porque los negros se bajen sino porque la densidad del negro en cuanto a punto es menor, esto si se ve como menos negro es porque hay pequeños puntos blancos que actúan dentro de ese punto negro. Negro y blanco. Siempre lo que hubo es esa transparencia, mucho manejo de la materia en términos de superficies microscópicas, no tiene espesor pero se puede advertir que lo que hay es una disposición de materia” J.B.

Javier logra efectivizar de manera amplia con el negro paisajes, momentos, sensaciones, esquemas. La búsqueda del lector se disipa en variadas contiendas contra lo inescrutable que por momentos deviene conocimiento intuitivo, otros extravío y frustración. Pero a través de la contemplación, aquella imagen impenetrable que en un primer momento se impone, se va abriendo y comienza a mostrarse generosa en impresiones y se comienza a percibir que el poder de la obra se encuentra en lo que oculta, y es ahí cuando quedamos ya capturados por el negro y no podemos salir.

La obra en su experiencia se vuelve autónoma. “La pintura quizá sea el mayor de los espejos” confiesa el artista. Su obra, tras la revelación de una estética maravillosa – emotividad pura – se convierte en objeto poderoso porque en él, el artista mira, se refleja a sí mismo y hará lo mismo con otros hombres.

Sutileza y precisión son características notorias en estas piezas como en todas en la trayectoria de Bassi, que permiten ocultamientos y expresiones radicales. El proceso de investigación de estas imágenes por parte del autor tiene un recorrido no menor a 2 o quizá 3 años. Su búsqueda constante, obsesión por atrapar imágenes como el mismo dice, le permite llegar hasta las últimas consecuencias, de trabajar hasta el último detalle y apropiarse de la sutileza espontánea y de la precisión mentada pero siempre expresiva. Es una obsesión que fortalece porque insta al trabajo desde dos áreas, una física: manipulación de la materia y otra reflexiva, persecución de lo inasible. Cuando da por terminada una imagen, imagen finalmente atrapada, es porque sorprende y genera conocimiento, primero el artista que es quién legará lo mismo al lector.

Evidentemente la obra de Javier Bassi tiene un carácter monográfico importante, como él mismo señala. Es una obra que trabaja sobre sí misma, se experimenta a sí misma, las variaciones temáticas no son tal, son variación en las fuentes. Cuál es el tema, quedará pendiente por una macro lectura sobre toda su obra, trabajo aún no realizado por nadie y si es Bassi quien lo sabe dudo lo comparta. Igualmente hay muchas señas y líneas que están ahí, todo el tiempo, constantes persistentes que iluminan, siento decirlo pero más de un rumbo, quizá miles de rumbos, pero todo ellos prometen adquisición conocimiento probablemente en diferentes grados y según a cuánto se anime el pasajero.

Bassi en este momento se encuentro en un punto expansivo y potente de su pintura, retando con éxito a uno de sus iconos: La Pintura Negra. Aquí presentamos algunas obras, éstas y muchas más podrán verse próximamente en una gran sala. Evento que publicaremos a su debido tiempo. Este artículo represente no más que un avance y un dar cuenta de qué es lo que pasa tras las instituciones culturales y sus exposiciones y sus vaivenes, qué pasa en los talleres.

Abreviadísimo currículum

Nace en Montevideo, en 1964. Comienza estudios de dibujo con Pierre Fossey en 1976. En 1984 estudia pintura con Pepe Montes y asiste a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo hasta 5ºaño. En 1993 viaja a México, EE.UU., Europa y el Norte de Africa y es becado por el “United States Program” en New York y Boston. En New York se reencuentra con Gonzalo Fonseca y Julio Alpuy. En 1995 integra un workshop con el artista Rubens Gerchman. En 1996 recibe el Prix Paul Cézanne del Ministère des Affaires Etrangères y trabaja en el Atelier Alraune, asistido por el Musée des Beaux Arts de Nantes, Francia. En 1998 se traslada a Nueva York y realiza “New York Series” pinturas y objetos monumentales en el J.M.Studio, en Manhattan, lugar a donde regresa en el 2000 y 2004. Viaja intermitentemente. Participa en workshops y trabajos grupales en Holanda, Francia, Estados Unidos, Ecuador y Uruguay. Expone activamente, 18 individuales y más de 90 colectivas entre nacionales e internacionales. Representa a Uruguay en la “V Bienal Internacional de Pintura de Cuenca” en Ecuador en1996, en la “I Bienal de Artes Visuales del Mercosur” en Brasil en 1997 y en la “VII Bienal de la Habana” en Cuba en el 2000. Y en otras exposiciones internacionales. Señalado reiteradamente por la crítica especializada, recibe numerosos premios. Está integrado al acervo de numerosos museos y colecciones, nacionales y extranjeras.

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