viernes, 25 de marzo de 2011

Diego Donner /SU PINTURA ACTUAL


…si me permito intuir silenciosamente y callo el pensamiento
si replico su método
frente a su pintura me imagino que no hay materia
sino tan sólo espacio.
Experimento desde el observatorio umbral de la sala
mi propio ser desprovisto de todo individualismo pasmoso
y quedo sustraída a la visión de mi propio ser transpersonal.
Pero esto, cada uno habrá de probarlo.

TRANSITO
Diego Donner llega temprano al mundo de la plástica, en solitario con 14, 15 años se inicia en dibujo, apilando centenares de tintas en papel en las que define ya un tránsito autodidacta constante, persistente. Pocos años más tarde, a los 17, se acerca al taller del maestro Nelson Ramos, con quien inicia lo que sería su primera y única experiencia de formación en un taller, que duraría menos de un año. Por el año ´76 el taller de Ramos se convertía para el joven Donner en un lugar rico en orientación artística – apoyada en los ya conocidos fuertes del taller: la visión plástica del objeto de Ramos, lo absoluto de la libertad expresiva concedida a los alumnos y la calidad humana de Nelson. Era también un lugar de encuentro, artistas y otros amigos de Nelson Ramos concurrían convirtiéndose el taller en un espacio de opinión e intercambio. La exposición a todo ese mundo se convirtió en una experiencia importantísima para este precoz artista.
Paralelamente y durante años asiste por las tardes de forma diaria a la biblioteca Artigas – Washington. Libre y autónomo se propone estudiar a su manera, se forma entre libros de arte y las mejores revistas de la actualidad artística en el mundo, en las que descubre el movimiento expresionista abstracto americano, el art brut, y otras modalidades expresivas con las que siente afinidad e identificación. Decidido, Diego Donner se dirige hacia las cosas que considera importantes aprender, en una búsqueda concienzuda, madura y responsable por el conocimiento y por el hallazgo de la propia pintura.
Los numerosos concursos y convocatorias plegaban metódicamente al circuito a los nuevos exponentes, una nueva camada de artistas se hacía presente y renovaba el medio. Una generación que incorporaba a Diego Donner, Fidel Sclavo, Eduardo Cardozo, Diego Masi, Carlos Seveso, Carlos Musso, Javier Bassi, Marcelo Legrand, Martin Mendizabal, Javier Gil y muchos más.
El transito, el salto a la escena pública de las artes en Montevideo quedó asumido desde muy temprano. Donner participa y recibe reconocimiento; un segundo premio en el ´80 - concurso de la embajada de España – lo lleva por primera vez de viaje y lo pone en contacto directo con el arte internacional. A los 20 años Donner ya se encuentra integrando el circuito de concursos, salones y galería locales.

SUPERFICIES
Si extendemos nuestra mano, la nuestra
en ese tímido pero ávido impulso por el conocimiento
cuando necesitamos tocar para conocer
cuando rozamos una superficie nueva, capturamos la trampa
en la que el tiempo y otras cosas graban.

Donner a lo largo de 35 años de pintura ha configurado diversas técnicas y metodologías, ha mezclado múltiples materiales y revelado un mismo universo en fuga bajo la luz de diferentes lenguajes plásticos. Su trayectoria es una búsqueda constante de exploración de territorios y experimentación con la materia.
Su pintura actual se gesta desde hace diez años. Se despoja, deja atrás la incorporación al plano de materias, relieves y bajo relieves y experimenta con otros aspectos de la plástica, con las posibilidades infinitas que brindan la tradicional tela, acrílicos, pigmentos y agua. Descubre que menos es más. El trabajo que viene realizando se da en una suerte de espiral ascendente, en el que el advenimiento de nuevos territorios y el dominio tanto como el azar, convierte el trabajo plástico en una renovación constante de erigidas conquistas.
Evidencia de telas crudas, protagónico invisible del agua, mucha agua. Acrílicos y pigmentos diversos que se mezclan y se integran de manera diferente a lo tradicional. Superficies trastocadas. Telas que se van haciendo en la medida que trabajan juntas, se manchan se empapan se tuercen. Se crean no solamente al mismo tiempo sino que se crean físicamente juntas. Se traspasan unas a otras. Y es aquí donde se encuentran claves para entender la obra en su más allá de la materia, en su metafísica.
La obra encierra en su materia una meta sensible, hábil de conocerse sólo a través de la experiencia emotiva - poder inmenso de la estética. Su superficie es el comienzo que tiene el poder de trastocar al individuo y tras la experiencia llenarlo de poder para convertirlo en sujeto singular. La metodología de un artista revela siempre mucho más que el cómo lo hizo; nos cuenta también sobre el universo subjetivo creador, sus circunstancias, cuestionamientos y sobre una obsesión reveladora, la de descubrir algo. Y en este sentido la creación del artista es la trampa con la que atrapa eso que busca; porque todo lo que está ahí adentro existe desde antes y ha sido capturado por él.

TERRITORIOS
Sus telas, son como la bandera que vuelve de una guerra
de batalladas travesías en territorios vedados cercados alejados
y de batallados y embestidos preconceptos.
Son banderas que vuelven con el trofeo impreso.

Las telas de Donner una vez terminadas se estiran en un bastidor – porque antes yacían en el piso como espejos de agua, como canales de transición – se unen nuevamente en dípticos, trípticos y polípticos; vuelven a reunirse porque son telas imantadas en su génesis y persisten constantemente en una idea: la de lo Integral. Y ahora sí, ya estamos iniciados en un proceso de desvelar la obra y entender la trampa, porque entender, aprehender, es ir tras las pistas que nos deja un artista.
Reacciones físicas y químicas en las telas, reacciones físico-químicas en el hombre, la tela como espejo devuelve la imagen de lo que sucede en el cuerpo y en la mente del artista. Refleja su experiencia inminente, la de ensuciarse y traspirar y cómo de a poco accede a una experiencia transpersonal. Y esto no es folklore como bien dice nuestro nuevo amigo Renos Xippas, es metodología de trabajo y una búsqueda con objetivos claros. Que los efectos del acrílico y del agua no se sucedan sobre la tela sino dentro de ella no es un dato menor. Que las telas se elaboren físicamente unas con otras tampoco. Donner se propone una experiencia integral que comienza con el acto de pintar, en la acción, en el trabajo físico arduo y placentero. Más que técnica Donner con el tiempo recauda estrategias que le permite inmiscuirse en las fuerzas de lo azaroso, de efectos ingobernables y en aguas que están a punto de reflejar algo. Permite procesos ajenos que no domina, sólo trae. De esta forma aparecen cosas más allá de la expectativa y son el resultado de diversas fuerzas que trabajan en colaboración; opera entonces lo misterioso y el artista actúa desde la auto observación y sólo a partir de lo que siente. El público - queda prometido - será llamado de igual manera.
Experiencia integral. La acción de pintar se convierte para Donner en una práctica meditativa, que permite el acceso a universos internos y en donde se trabaja todos los aspectos del ser de forma integral. Caza pacífica y furtiva – porque propone una vía a la experiencia del ser diferente a la ética racional occidental - porque exige la anulación del pensamiento. Permitiendo alcanzar otro plano de la consciencia en donde radica lo no racional. Como el acrílico y el agua que traspasan de una tela a otra, la acción plástica trasciende su mera práctica y permite acceder a territorios del ser donde habitan estados inasibles, sólo experimentables. La pintura de Donner, como una trampa las capta y las trae devuelta al mundo inminente. Las telas son las impresiones y huellas de un conocimiento ontológico que logra grabarse. El de la existencia de cosas que están más allá de la consciencia.
La suspensión del pensamiento, como se propone Donner en su pintura, como práctica meditativa permite a la plástica ser un canal hacia una experiencia transpersonal. Si bien esta práctica no suele vincularse a la labor artística, Diego Donner encuentra en ella un camino válido, genuino y en el que obtiene resultados satisfactorios y disfrutables.
La suspensión del pensamiento como estrategia, permite que otros factores que componen al sujeto comiencen a operar y comiencen a dibujar a grabar, a susurrar lo inasible. Por eso en Donner la referencia al hecho plástico queda limitada, sería quizá más adecuado el pensar en términos de práctica plástica, porque apunta más al movimiento y a la búsqueda. El hecho plástico en sus telas son los sucesivos territorios vislumbrados que tras dejar su rastro no se congelan sino que abren el camino a otros. Y convierte en un hecho sí, la promesa de alcanzar estados alterados de la consciencia vulgar.

LLANOS
Llanos lejanos, brumosos
de tierna greda de verde lima
humedal gélido inhabitado.
Son paisaje de lo inasible.

Para alcanzar lo inasible, eso que Donner “dibuja”, más que revisar las estructuras categóricas históricas, habrá que abandonarlas y animarse a otra cosa. Si bien las categorías ayudan a ordenar el mundo y hasta organizarnos emocionalmente, acá, cuanto más nos perdamos mejor. El compendio de términos: abstracción, expresionismo, action painting, y otros, señalan pero no explican.
Frente a una obra de Donner se quiebra la perspectiva ordinaria en la que se está parado, físicamente hablando. Hay algo que alienta a entrar en otro espacio, en otra dimensión donde el tiempo no corre; el ingreso marea, genera una sensación de extrañamiento un pequeño vértigo, son la transición y las nuevas coordenadas las que generan ese instante desequilibrante, para luego estar ya reubicados en un nuevo plano.
La obra… “Es un mundo interno, cuestiones misteriosas, es una mezcla de sensaciones estéticas que voy acumulando y que me resultan atractivas por alguna razón”.
Cito a Donner y no tengo que buscar mucho más. Sin embargo se nos impone el llamado a la reapropiación de una experiencia tan singular como transpersonal que está grabada entre los espacios de una memoria sensible y no en una abarrotada memoria racional. En cada plano uno es hábil de poder conectar con estados efímeros, sensaciones, recuerdos, climas y temporalidades enredadas, de conectarse con la intuición, con intuiciones silenciosas. Un reencuentro con una memoria no racional y profundamente emotiva que nos coloca en un plano más elevado de conciencia. No asible pero si experimentable.


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El resultado del artículo está dado por una entrevista mantenida con el artista Diego Donner el pasado mes y análisis de la obra.

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